EUROPA
PRESS
14 mayo
2018
Probióticos
y prebióticos: ¿cuándo están indicados y cómo funcionan?
Cada vez es más frecuente que tu médico
de cabecera o pediatra te recete probióticos o prebióticos, o una combinación
de ambos, en casos de toma de antibiótico o en cuadros de diarreas. Pero, ¿por
qué se recetan cada vez más?
El vocal nacional de Alimentación del Consejo General de
Colegios Farmacéuticos, Aquilino García, explica en una entrevista con Infosalus que se emplean cada vez más porque cada vez es
mayor el estrés, los malos hábitos alimentarios o el abuso de antibióticos.
"El uso combinado de prebióticos y probióticos es una
buena solución, sin efectos secundarios, para mejorar el funcionamiento
intestinal y por tanto mejorar la salud. Se recetan cada vez más, por tanto,
cuando hay un tratamiento antibiótico", añade el especialista.
A su juicio, lo ideal es combinar un componente prebiótico
que ayude en su función al probiótico. Así, por
ejemplo, con la unión de probióticos y prebióticos se puede fortalecer el
sistema inmune, con su acción sobre múltiples enfermedades, y por otra parte
tratar la diarrea crónica.
Pero, ¿en qué
consiste cada uno?
·
Los prebióticos: Sustancias sin vida, que el
organismo no puede digerir, que ayudan a las bacterias beneficiosas a asegurar
su vida, y por tanto, su beneficio en nuestro organismo. "Es decir
ingredientes no digeribles que benefician al organismo, mediante el crecimiento
y la actividad de ciertos microorganismos del colon mejorando la salud",
precisa García. Según explica la Sociedad Española de Probióticos y
Prebióticos, estimulan el crecimiento o la actividad de los microorganismos
autóctonos, resultando en un beneficio para la salud.
·
Los probióticos: Son microorganismos que
proporcionan un beneficio para la salud y ayudan a restituir la flora
intestinal. Es decir, son microorganismos vivos. Según las normas de la
Organización Mundial de la Salud, un probiótico sería
un microorganismo vivo que, cuando se administra en cantidades adecuadas,
confiere un beneficio a la salud del consumidor.
Según la Sociedad Española de Probióticos y Prebióticos, sus
efectos son fácilmente apreciables en las siguientes patologías:
·
Reversión de sintomatologías de mala digestión El ejemplo típico es la
resolución de la intolerancia a la lactosa producido por lactobacilos
que la degradan e impiden así que llegue sin digerir al intestino grueso y
ocasione flatulencia, distensión abdominal y diarrea, entre otros síntomas.
·
Reposición de la microbiota después de que haya sido
eliminada por cualquier causa: Los casos mejor demostrados son la reversión de
la diarrea causada por tratamiento con antibióticos y la de las diarreas
infantiles producidas por rotavirus. En ambos casos, el organismo probiótico viene a ocupar la superficie mucosa que ha
quedado desierta, constituyendo así una solución de emergencia que atenúa los
síntomas y facilita la recolonización por los microorganismos indígenas. En
este apartado se englobaría también la prevención de recidivas de vaginosis, y de vaginitis mediada por lactobacilos
probióticos administrados, tras el tratamiento específico con los antibióticos
apropiados.
·
Prevención de la mastitis durante la lactancia La secreción de leche aumenta
la humedad de los conductos galactóforos y crea
condiciones apropiadas para el establecimiento de organismos patógenos en
ellos. "Recientemente se ha demostrado de manera fehaciente que lactobacilos administrados por vía oral pueden colonizar
los conductos e impedir el asentamiento de bacterias indeseables, previniendo e
incluso curando, las mastitis", asegura.
·
Otros Existen otras afecciones en las que los microorganismos
probióticos parecen ejercer un efecto beneficioso, aunque la evidencia no es
tan sólida como en los casos ya descritos; entre ellas cita por orden de mayor
a menor evidencia, la enterocolitis necrotizante (una
afección típica de niños prematuros que, al ser poco frecuente, dificulta la
obtención de datos con significación estadística), la enfermedad inflamatoria
intestinal y la colitis pseudomembranosa.